Es el colmo, me despierta el dolor y esta ocasión es dolor físico, punzante, intenso, me levanto y recurro al supradol sublingual, no hay problema, a veces hay que recurrir a los medicamentos y a la inexacta y corrupta medicina, lo que es el colmo no es el dolor, eso puedo manejarlo bastante bien, es que el fantasmita me está espiando, creo se ríe de mí por zorra, pero sobre todo me dice: "si me hubieras cuidado bien yo estaría ahí inyectándote y no pasarías tanto dolor". Me humilla con sus conocimientos de medicina (en la único que sabía más que yo) y después de violentarme y que el dolor se empieza a amortiguar, se va a dormir conmigo, abrazándome una noche más.
Me recuerda un poco a Ultraviolence, ojalá el fantasma fuera carismático, lindo y tierno, como Gaspar, pero es frío, implacable, es bastante duro, como yo también fui con él a veces. Hay que recordar que los fantasmas no son la misma persona que aparentan en sí, son una mutación, un híbrido que se nutre de nosotros, entonces quedan fortalecidos de nuestros propios defectos, revueltos con los suyos, son bastante pesados y difíciles de roer, pero a veces los necesitamos y dejamos que se instalen en nuestros hogares para ¿No sentirnos tan solos?
Pero hoy al despertar, en un día bastante soleado y caluroso, veo los ojos del fantasma (que siguen siendo hermosos) y recuerdo realmente los brazos del ser que aparenta, sus besos, su presencia, su aroma, todo de una forma tan vívida que realmente entiendo que no puedo continuar con esta relación y comprendo que tengo que despedirme de él, dejarlo aquí y desterrarlo, porque si algo sé de este fantasma es que es como un fluido, sabe fluir, adaptarse a cualquier ambiente, así que no le costará seguirme los 1400 kilómetros que me separarán de Querétaro, el calor no lo detendrá, los moscos menos, ni la paz que trate de asimilar, se que se adaptará a todas las trabas que le ponga.
Así que lo veo y le digo que iremos al Bordo, no en el atardecer, sino ahorita, a plena luz del día a las 7:50 de la mañana. El fantasma se sobresalta y no entiende, trata de hacerme cambiar de opinión, que a mi no me gusta ir al bordo con la luz del sol, pero más bien es a él a quién no le gusta, le espanta, me dice que hay fantasmas ahí, que está lleno de recuerdos, yo le respondo que allí no hay fantasmas, ellos viven conmigo. Al final se rinde no sin antes recordarme que no es el único fantasma que debo de ahuyentar, esa se la doy, pero todo a su debido tiempo...
Y caminamos, no subimos al auto, hacemos el recorrido a pie, al fantasma le pesa un poco más porque sorprendido veo que se ha traído su característica mochila (igual sabe lo que se avecina) y por un momento parece ser que no es el fantasma el que me acompaña si no realmente la persona, me va diciendo el mantra, va entusiasmado narrando nuestros planes, nuestros sueños y objetivos, se burla de mí cuando me tropiezo (porque soy un neófito caminando en banquetas irregulares), puedo sentirlo, recordar su respiración, su forma de caminar, y cuando llegamos al bordo nos emocionamos porque lo vemos florecido, verde, lleno de vida, de ilusión, él se entusiasma con todas las plantas y me empieza a enseñar los nombres, veo luz en su mirada, y escucho la vibración entusiasmada de la voz de la persona de la que me enamoré.
Hacemos el recorrido una última vez, contrarios a la ruta que sigue la mayoría de las personas, la misma banqueta floja, los mismos aromas, las mismas piedras (aunque ya no tropiezo en ellas) llegamos al punto donde nuestros fantasmas nos sonríen, fundidos en un abrazo y beso debajo de la lluvia en una de esas reconciliaciones perpetuas, el fantasma recuerda sus propios pensamientos (esos que jamás me compartió) y yo recuerdo los míos, en mis propios fantasmas que habitan el bordo, particularmente el del hombre que intentó ser una mejor persona no por él, si no por alguien más, la memoria de mi hundimiento, de mi desgracia y miseria, de caer por completo en la tristeza, angustia, así dando vueltas infinitas en ese bordo, destruyéndome poco a poco hasta quedar irreconocible.
El fantasma creo que entiende a donde va esto, algunas personas sueltan de forma sencilla, no le he preguntado, pero seguro si le pregunto a mi querido analista; ¿Cómo puedo soltar? Me dirá: Pues así nada más Edwin, sueltas y ya. Admiro a las personas que se pueden deshacer de todo fácilmente, a mi me cuesta. La causa del sufrimiento es el apego, debería de recordar esa frase que me sostuvo en muchos momentos difíciles, y sin embargo, continúo apegado a muchas cosas que me hacen mal, la idealización de este fantasma por ejemplo y sus recuerdos de dolor y gloria, yo necesito todo un ritual ceremonioso para soltar, un lugar con significado para que se vuelva significante, para eso traje al fantasma aquí, para soltarlo.
Hoy me despido, como yo merecía que se despidieran de mí, hoy agradezco a la persona que alguna vez me amó como nadie me ha amado.- por quién soy y no por lo que tengo- hayan sido migajas de amor, fueron importantes para mi y las recolecté como si escasearan en el mundo, hoy también lo perdono por irse y dejarme así, pero sobre todo me perdono a mí, porque a pesar de todo, no fui oscuridad y se que fuimos muy felices juntos, y con errores y mi hundimiento en los avernos, se que aún así no le fallé. Hoy me perdono y nos perdono para poder soltar, cerrar este capítulo tan enlazado en muchas otras turbulencias y al concluir este libro, abrir otro sin ataduras con el pasado.
Y así le digo al fantasma que corra, él sabe lo que significa, yo no puedo seguirle el paso, entonces el debe correr sin mí, se me queda viendo, entendiendo lo significante de estas palabras, y en esta ocasión no con una mirada de odio sino de profundo amor, se despide de mí y corre. Yo aprovecho para hacer el camino de regreso, apresurado, entre lágrimas y dolor, porque no quiero que me alcance, es así la despedida y el cierre final de un ciclo poderoso, así me despido del bordo y de tu inicial, es la última vez que te dedico un capítulo en mi vida, porque este libro se ha cerrado para el nacimiento de otra historia, una sin dolor.
20 de Septiembre de 2023, Querétaro Qro. Edwin CQ
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