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Foto del escritorEdwin CQ

Placebo.

Topiramato, nos quedamos viendo, es viernes por la mañana y todavía estoy en Mérida, y me quedo viendo el frasquito, que coquetón adorna el lado izquierdo del lavabo prestado, parece inofensivo, hasta lindo, te invita a apaciguarte, pero es sumamente peligroso, nos quedamos viendo, como si el objeto inanimado tuviera la posibilidad de sostener mi mirada, pero para mí parece que sí, creo que me regaña, efectivamente me sostiene la mirada y además se digna a hacerlo con desafío y enojo, siento que está furioso conmigo por haber olvidado tomarlo todo el día jueves, las dos dosis reglamentarias que me tocaban (mañana y noche) fueron olvidadas por la premura, los nervios, la emoción de la búsqueda, y ahora, me enfrento a él, y puedo escuchar una voz, ¿es la voz de mi madre, o es la de A? (creo daría lo mismo) recriminándome por haberlo olvidado, diciéndome que lo necesito para ser feliz, porque necesito ser calmado, controlado, como un león en su jaula, así como un "amigo" me marcó para intentar controlar a la bestia antes de visitar el hotel decadente en donde trabaja, así siento a ese Placebo uno de los pocos que mantengo de la época A...osa, al final ignoro su voz melodramática y decido evitarlo, tajantemente, concluir nuestra relación así, definitivo, brutal.


¿Decisión inadecuada? Más inadecuado el inicio de su administración, ni siquiera yo mismo fui capaz de decidir tomarlo, tuve que hacerlo para no perder a A y estaba tan concentrado en el juego de retenerlo a mi lado, que lo perdí, incluso sin haberlo disfrutado, lamentable; "No me dejes A, tomaré el topiramato para controlarme, para controlar mis impulsos y calmar a la bestia masiva que hay en mí" algo así dije y me sometí una vez más a los designios de otra persona que no soy yo, así sumiso como me gusta, ¿o me disgusta? un poco de ambos, ceder el control a otra persona no solo en lo sexual sino en la vida diaria se volvió costumbre de mi día a día.


Me resulta curioso que durante la búsqueda de la toma de mis propias decisiones, de la búsqueda de la paz, de algo más, haya "olvidado" tomar el topiramato, ¿o lo decidí adrede? quizá si, es probable que lo haya decidido a propósito porque era congruente con este viaje, dejar atrás los últimos vestigios de A, y hacerme cargo al fin de mi propio camino, ahora he de confesar que me siento despierto, resurgiendo de mi aturdimiento, estoy como un perrito desconcertado, como al que acabas de adoptar y huele todo y se pone nervioso ante cualquier ruido, estoy más nervioso que antes, paranoico en algunos casos, ansioso, estresado y excitado quizá, no hay un límite químico impuesto sobre mi cerebro, porque creo que ese límite ahora me toca a mí mismo.


Y claro, la ansiedad es intensa y no es tan fácil conciliar el sueño, supongo que, en lo que mi cuerpo intenta adaptarse una vez más a no estar enjaulado sentiré una rebelión química, traducida en ansiedad, o pueda ser que los fantasmas de mi pasado andan alborotados y no me quieren dejar dormir el día de hoy, me pregunto; ¿cómo duermen las demás personas? , ¿pueden dormir cargando el peso de sus decisiones, puedes dormir cargando con el peso de la persona que abandonaste cuando más te necesitaba?


Despertar de mi aturdimiento, creo que es esencial en este proceso, seguro es demasiado agresivo, pueda ser que soy demasiado tajante, que soy negligente, entre muchos otros adjetivos, pero de nada me sirve cargar al Edwin apendejado en la maleta o que me acompañe una especie de zombie en el cierre de esta puerta, en la conclusión de este capítulo y en la apertura de una nueva historia, incluso he sentido, hoy sentí la tristeza de la pérdida, el duelo de una persona que ya no está entre nosotros, hoy sentí la emoción de conectar con las palabras de otra persona, hoy sentí muchas cosas, y si bien, quizá en este proceso necesite paliar mi ansiedad, mi emoción, mi estrés y mi nerviosismo, creo que mi decisión de paliar el dolor mental con medicamentos por lo pronto es errónea.


¿Para qué quieres paliar el dolor cuando es esencial enfrentarte a él para salir del agujero? más bien, para resurgir de las cenizas como un Ave Fénix, en el proceso de la enfermedad de la depresión, de su terrible ataque, esconder el dolor, paliarlo, es imposible, cada vez la serpiente, el adversario se vuelve más fuerte, y llegará el punto que ni siquiera los medicamentos lo controlarán, solo te atontan y te disocian de ti mismo, hasta que ya no puedes siquiera reconocerte al espejo, a diferencia de cualquier dolor físico que se puede paliar con medicamentos mientras se trata la causa subyacente, el rival, la depresión, es tan agresiva y tan temible, porque no queda de otra que abrazar el dolor, dormir con él, volverte su mejor amigo y enfrentarlo, para resurgir, para escribir una nueva historia.


14 de Septiembre del 2023, Querétaro, Qro, Edwin CQ.

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