Exactos, ni más ni menos, o eso marcó mi reloj de pulsera favorito y el único al que le sobrevive la pila (otra cosa que debo arreglar, reemplazar la batería de todos mis relojes) , cien minutos de aburrimiento, extrañeza y desconcierto, ¿por qué?, ¿es acaso esta la cita número 30, sin exagerar, desde mi primer estancia en Mérida este año?, ¿qué estoy buscando?
¿Qué estoy buscando? Supongo el soporte de la felicidad, o, una vez más, una relación de dependencia, si bien Freud lo dice, existe algo en el sexo y la sexualidad y nuestras relaciones amorosas que nos remiten al vientre materno, al amor y al cariño de la madre, suena absurdo y enfermizo, pero es la verdad.
Absurdo y enfermizo, como todas las verdades a las que nos resistimos y que no queda más que aceptarlas, abrazarlas y enfrentarlas.
A veces pienso si mi analista tiene razón, si yo la tengo o si ambos estamos equivocados, no lo sé, y posiblemente, jamás lo sepa, lo que si sé (mientras camino por más de quincuagésima vez en Paseo de Montejo) es que hay una turbulencia en mi mente, en mi inconsciente, o en mi cerebro, cuando pasan estas cosas me preocupo, ¿Qué es lo que las detonan? ¿Qué es lo que envalentona o activa al subconsciente?
De mis mejores escritos han sido posteriores al sexo, algunos posteriores al cine, (sí, hay algo extraño en acudir al cine que motiva a mi subconsciente) pero la mayoría son encendidos por el contacto carnal, ese momento efímero pero trascendente, hay algo especial que se activa y se enriquece al conectarte íntimamente con otra persona, con otro hombre, no sé si es el erotismo, la vitalidad, la fuerza, la "conexión" pero siempre existe una acción que le gana a la inacción de escribir, de crear, de producir.
Sin embargo, este texto nace del desconcierto, de una cita aburrida, sosa, inexplicablemente extraña, extraño...
Me intrigan las acepciones de las palabras, como aquella de la palabra extraño, que discutí toda la sesión del martes con mi psicoanalista, lo que extraño, ¿Extraño a mi madre? ¿A mi padre, a mi hermana, a mi mejor amigo? ¿A Querétaro? ¿La atención? ¿Lo tóxico? ¿El poder de otros sobre mí? ¿La inacción?
Sin duda, si estuviera en Querétaro hubiera corrido a Selecto a comprarme más alcohol, existe algo poderoso que motiva a la acción de buscar alcohol cuando puedes ver desde tu ventana el establecimiento que lo vende, como aquí no puedo verlo, mis ansias de seguir consumiendo y comprarlo decrecen y se extinguen, en su lugar son reemplazadas con una aburrida, sólida y vibrante perrier, con burbuja divertida pero con cero graduación alcohólica.
A veces también me pregunto si lo aburrido no es realmente más sano para mí que lo vibrante, lo intenso, complejo y peligroso, en ocasiones reflexiono si no debería de basar mi vida en situaciones cero interesantes, carentes de emoción y certeras, estables, duraderas y no efímeras.
Sin duda muchas cosas no me pasarían, pero tampoco pasarían otras, ¿Qué sería de mi vida si no hubiera vivido de la forma intensa en la que he decidido vivir?
Me sigo preguntando, en donde debo de depositar mi confianza, mi estabilidad, mi fe ciega y mi determinación, cuando todo es cambiante, efímero e impredecible.
Mérida, Yucatán, 2 de noviembre del 2023.
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