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Al servicio del Deseo.

  • Foto del escritor: Edwin CQ
    Edwin CQ
  • 21 may
  • 2 Min. de lectura

En memoria de Pelusa a quién le hubiera encantado dar el pase juntos.


Y sí, hemos decidido irnos.


No lo saben muchos. Y, además, no existen muchos que deban saberlo: tan solo mis padres, mis mejores amigos (femme et homme), algunos curiosos y quienes, por necesidad contractual, lo ameritan.


R ha optado por mantenerlo oculto, resguardado, al menos de las personas que más le importan. Siempre protegido, en nuestra intimidad, como cuando latimos en un solo corazón.


Hemos tomado la decisión a lo largo de una de nuestras últimas caminatas por Paseo de Montejo, siempre tomados de la mano. Yo lo miré a los ojos —esos ojos— y le pregunté:¿Y si nos vamos antes? Así, sin más, porque:


¿Qué más nos queda aquí?


¿Qué más nos hace falta?


Mucho, pero nada que pueda encontrarse aquí.


En la duda. En medio del pase.


Recuerdo mi travesía por la preparatoria —la que realmente fue mi alma máter—, durante mi primer día, cuando fui correctamente seleccionado (pero erróneamente para mí) en inglés intermedio. Aparece el ego lastimado del chico que había pasado meses preparándose para ser clasificado en el nivel top, el avanzado, el que te abría puertas.


Me acuerdo claramente de la maestra de inglés intermedio, que se llamaba exactamente como mi abuela: con el mismo diminutivo y la misma sonrisa hipócrita. Incapaz para la enseñanza, pero buena para enseñarme una sola cosa:


Don’t be hesitating to change from intermediate to advanced. We’re going to have more fun here than the people in advanced. *

*Así, con el uso incorrecto del ing.


No sé si fueron sus visajes grotescos imitando que estaba en una cuerda floja para que entendiéramos el verbo. Pero fue todo. Me salí de la clase, determinado a dar el pase. Corrí a la oficina de la coordinadora de inglés, rogué por el cambio, y me llevaron a la clase seria, formal, rígida: advanced.


No estaba listo. Sufrí. Pero lo logré. Al menos, escuché a mi Deseo.


Para mí no existe dudar, tampoco titubear. Existe hesitate.


Y la palabra importa. Lo es todo.


Así me sitúo en Mérida, dudando en irme, en la cuerda floja, con los mismos visajes grotescos, resistiéndome a dar el pase. ¿Cómo en el análisis?


Pero al final lo di. Con una carta dirigida a la propietaria del que fuera mi departamento por casi dos años. Porque la palabra lo es todo: la palabra marca, escinde, corta, trasciende.


Y así, los curiosos que saben de la decisión dicen que es regresar; las amistades saben que es retornar. Para R y para mí, es irnos, juntos. Y para mí es una tesis más importante, cargada de significante:

Los lugares están al servicio del Deseo.

Y cuando el Deseo cambia, deben cambiar los lugares, porque los lugares solo son eso: el medio fantasmático, simbólico, para canalizar, sublimar y cumplir el Deseo.


Hoy elijo dar el pase y retornar.

Mérida, Yucatán, a 21 de Mayo del 2025.




 
 
 

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