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Foto del escritorEdwin CQ

Odio.

La hoja en blanco me aterra, puede ser que esa sea una de las razones por las que decidí crear mi blog, sus tonalidades doradas y acogedoras me invitan a escribir y hacen que el panorama parezca menos vacío, menos estremecedor, en definitiva menos espeluznante, pero hoy he decidido abrir el procesador de textos y presionar el botón de “nuevo”, enfrentarme a una hoja en blanco,( como a mis miedos), últimamente sueño con escribir un libro, así que supongo que debo enfrentarme a la eterna hoja en blanco si quiero cumplir con ese sueño.


Le tengo cariño a mis tazas, sobrevivientes de una devastación, de la miseria y de una de las batallas más grandes de mi vida, me acompañan desde Querétaro, hay un texto que jamás compartí (escrito también en una hoja en blanco) que habla acerca de las tazas, de como me gustan grandes, amplias, certeras, duras, macizas, como esta taza sobreviviendo, psicodélica y vibrante, me pierdo en el té un momento, super cargado para poder dormir, hoy me he enfrentado a uno de mis miedos y necesitaré apoyo, ayuda para conciliar el sueño, revuelvo el té como autómata, esperando que mientras se enfríe me lleguen ideas inspiradoras del cielo, como rayos, que me caigan y me hagan escribir.


Unos sorbos, cálidos, estrujan la garganta, la calientan, en parte la envalentonan, en parte la apaciguan, en momentos calman, en momentos calientan, ¿balance?, ¿incongruencia? ¿absurdos?


Es inevitable que me encanta tener algo entre las manos mientras escribo o jugueteo con mis pensamientos, preferentemente recipientes con líquidos afrodisiacos, una taza de café, una copa preciosa con vino (tinto de preferencia), un vaso de diseñador con Glenddfidich 12 o si no tengo ganas de embotar mis sentidos, con agua mineral (perrier por favor), todos estos me hacen sentir interesante, curioso, crítico, por momentos sentirme poderoso, como si el poder emanara de los recipientes, de los líquidos que alteran el sentido o de la luz reflejada en el cristal cortado.


Ridículo, absurdo, como la vida misma.


Hoy toca una taza maciza y psicodélica, rellena de un líquido de flores que promete embotar mis sentidos y llevarme a dormir, porque, me rehúso a volver a tomar los ansiolíticos, ahí están al fondo de mi preciado botiquín relleno de medicamentos de patente que también he traído desde Querétaro. ¡Wow! Al parecer no me separé de tantas cosas como pensaba.


A veces no se si hablo con mi inconsciente cuando pienso, o si es un diálogo conmigo mismo, como si hubieran dos personas, el ying el yang y todos esos eternos antagonistas que Carrére enlista de forma detallada en su libro, pero algo que ha estado rondando mucho en mi mente es el odio.


El miedo lleva a la ira, la ira al odio y el odio al sufrimiento, y todo eso al lado oscuro, claro, cualquier fanático de la guerra de las galaxias conoce esta frase épica de un Yoda que parecía ser sabio pero que al final fue un estúpido ignorante, ¿Es acaso el odio tan malo como nos lo han pintado?


El odio me sigue persiguiendo antes de dormir, sigo odiando a ciertas personas, el odio me impulsó a matar a las aterradoras arañas que salieron en mi habitación y las causantes de que no pueda conciliar tan rápido el sueño, el odio me llevó hoy a tomar buenas decisiones en mi trabajo, el odio quizá me lleva a escribir estas líneas, el odio a mi mismo me impulsa a reinventarme y reconstruirme.


A veces pienso que hay personas que sabemos odiar y que solo hay que enfocar el odio en algo que genere consistencia.


Ayudar a las demás personas, sí, ahí recuerdo que mi psicoanalista me decía que se encontraba el sentido de mi existencia, bien apretado entre varios ideales aberrantes, sine embargo, poco a poco aquí (en la supuesta ciudad blanca), apartado del centro del país y de los demás, va saliendo lo que quiero hacer, me aterra como se aleja de ciertas cosas que pensé me daban estabilidad, pero es como ver claridad entre las sombras, posiblemente debería de dejar de buscar lo que difícilmente llega a mí y seguir el camino de los ideales, de las cosas, de las personas que se apegan fácilmente a mi, sin esfuerzo.


Pensamientos alborotados, odio bien encausado, paz con el monstruo, hoy me quedo con eso y con un abrazo a Pelusa. Mérida, Yucatán a 25 de octubre del 2023.


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