Querétaro hace lo suyo,
lanza toda la parafernalia,
suntuosa, edificante, distractora,
así como Ziva Cancún,
en esa cena llena de falsedades,
Querétaro trata de convencerme
de quedarme, de permanecer
de sobre todo; perdonarlo.
¿Se puede perdonar a quién te destruyó?
¿Puedo perdonar el lugar donde me devasté?
Yo veo Querétaro como un campo devastado,
así como Minas Tirith después de los nazgul,
y hoy Querétaro me ofrece un tributo,
una ofrenda de paz, de falsedades,
hoy parece que es hermoso, que es lindo,
hoy me recuerda al 8 de diciembre del 22,
a julio del 2015, a ojos chapopote, a ojos azules,
hoy Querétaro sí que se esforzó,
me anubla mi juicio, me resquebraja,
me hace cuestionar si estoy tomando una buena decisión,
pero su tributo es turbio, sucio, está corrompido,
alcohol con tintes de mandarina,
comida aderezada con ignorancia,
lugares de fantasmas hastiados,
"amor" con recuerdos de gloria y drama,
sexo con memorias de lamentaciones,
paz que no es paz y que sin duda se volverá dolor.
Querétaro no sabe mentir,
solo sabe engañar, y trato de no caer en sus mentiras,
me susurra al oído y me hace vibrar, estremecerme,
y caigo en el placer, porque;
¿Qué es la vida sin el placer?
Querétaro me susurra al oído una vez más,
dice que jamás me abandonará, que estará para mí,
entre torres, vicios, besos, dolor y gloria,
entre imágenes de ídolos,
decido creerle, tomo sus brazos,
y solo por una noche más, le creo la mentira,
Querétaro apunta peligrosamente hacia mi ego,
dice que mis palabras son confortantes,
que crean a un personaje, aspiracional,
que soy un hombre interesante,
que soy luz y que mi luz puede quitar la oscuridad.
Querétaro me hace sentir valioso una vez más,
me arropa y me hace pensar que hay esperanza,
¿Esperanza en los ídolos que me he construido? Llego al placer, porque entre tanto halago;
¿Quién no puede culminar?
Y despierto de mi estopor, de mi engaño,
veo a Querétaro igual de corrompido que antes,
igual de armado, venenoso, ponzoñoso,
y a pesar de la música nebulosa que resuena,
a pesar de las vistas inspiracionales,
a pesar de los brazos que me arropan con cariño genuino,
sé que esto no terminará bien.
Jura que estará conmigo, una vez más,
he dejado de creer a esos juramentos sin fundamentos,
jura que me protegerá, que no será como el pasado,
yo sé que quedarme aquí es revivir mi pasado,
todos los segundos de mi día,
Veo sus juramentos genuinos, sin bases, sin cimientos,
me conmueven,
como alguna vez me conmovieron otros,
y yo solo le advierto a Querétaro;
No puedes enamorarte de mí.
Él lo niega, pero sus ojos dicen otra cosa,
pide, demanda explicaciones, las exige,
me recuerda a mí, de joven, demandando (o quizá demandado),
y le respondo;
Soy oscuridad.
Querétaro no cede, intenta por todos los medios retenerme,
hacerme creer falacias, que no soy destructivo,
que soy edificante,
que tengo esperanza en este lugar,
yo le sonrío y lo destierro.
Y con la lluvia, recordando la sombra de mayo,
nos vamos,
huyo de mi hundimiento,
y entre cortesías forzadas,
despido a Querétaro,
pero aún así me acompaña,
en el camino de regreso,
presente, astuto, tenaz,
como yo,
me recuerda la preparatoria (ahora también corrompida)
me recuerda a J,
me recuerda la ilusión, la incertidumbre,
y yo ignoro sus recuerdos,
solo me interesa huir, llegar a casa
y una vez, quizás única, después del placer,
ser yo el que engaña,
y no el engañado.
17 de septiembre del 2023, Querétaro, Qro. Edwin CQ.
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